Cualquier persona con un mínimo de conocimiento sobre la situación que vive Honduras consideraría absurdo el título de esta entrada... excepto Jacobo G. García, corresponsal de El Mundo en Tegucigalpa. Para García los verdaderos culpables de cuanto está sucediendo en el país centroamericano son cinco familias judías. Pasen y lean:
(...) ellos son la oligarquía. Un término en desuso en el primer mundo pero que en el tercer país más pobre de América, significan un puñado de familias coordinadas antes y después del golpe que derribó al presidente que coqueteaba con el chavismo.No discuto que los judíos ocupen cargos de relevancia en la sociedad hondureña y, ciertamente, señalarlo no tiene nada de tendencioso. La cosa cambia cuando el corresponsal emplea términos muy parecidos a los que utilizó el régimen de la Rusia zarista en Los protocolos de los Sabios de Sión: "la oligarquía", "el núcleo duro", "los elegidos". Sin aportar la más mínima prueba, García les viene a acusar de "coordinarse" para derribar a Zelaya y les presenta como integrantes de no sé qué club de "poderosos" (ah sí, ¡el lobby!):
(...)
Aunque todo el mundo los llama “turcos” en realidad son familias de origen judío que llegaron de países árabes durante los años 40 y 50 lejos del desierto y los conflictos. Son los Rosenthal, los Facussé, los Larach, los Nasser, los Kafie o los Goldstein. Cinco apellidos que controlan maquilas (industrias ensambladoras), energía térmica, telecomunicaciones, turismo, banca, finanzas, medios de comunicación, cementeras y comercio, aeropuertos o el congreso. Prácticamente todo. Son el núcleo duro de ese 3% de hondureños que controla el 40% de la producción nacional. Son los elegidos de un país con un 70% de pobres.
La mayoría no sabían leer escribir y tampoco hablaban español cuando llegaron, pero medraron detrás de un mostrador, creando periódicos, explotando minas o trayendo la electricidad y el teléfono al país. Se casaron entre ellos, enviaron a sus hijos a universidades americanas, desplazaron a la burguesía tradicional (de origen español y alemán) y tres generaciones después siguen controlando el país sin admitir a nadie a su club de ‘poderosos’.Como ven, una versión actualizada de la añeja teoría antisemita de la conspiración judía. Puaj.
(Gracias, Jorge).