Ricardo Mir de Francia, corresponsal de El Periódico en Israel, escribe hoy una crónica muy poco atinada sobre los disturbios en el Monte del Templo / Explanada de las Mezquitas:
Un cóctel de rumores, provocaciones y mensajes de incitación está tentando el fuego.
Exacto: rumores, provocaciones y mensajes de odio, pero ¿por parte de quién? Si leéis el resto del artículo, deduciríais fácilmente que los israelíes son los culpables. Os voy a ahorrar el mal trago. Informa Times Online:
Yesterday’s violence was only the latest in a long series of clashes at the compound. Local Arabic radio stations began broadcasting at the weekend that Jews were planning to enter the site to pray, or dig under the compound and harm buildings there, prompting calls for Muslims to go and defend the site.Algo, por supuesto, que no se ha producido y que el propio gobierno israelí ha desmentido. Son los líderes árabes quienes están avivando todo este follón y es Ricardo Mir quien se empeña en ocultarlo. El jeque Ra'ad Salah, líder del Movimiento Islámico de Israel (¡sí, existe un movimiento islámico en Israel!), afirmó que los enfrentamientos continuarán hasta que acabe la ocupación israelí sobre Jerusalén; vamos, indefinidamente.
Lo cierto es que los árabes demuestran tener una fantástica imaginación para idear teorías conspirativas acerca de cómo los judíos quieren adueñarse de la Mezquita de Al-Aqsa. Por ejemplo, hace unos meses un "experto palestino" dijo que los israelíes están ideando un plan de terremoto artificial (!) para demoler la Mezquita.
Sigue Ricardo:
El polvorín siguió estallando periódicamente. Para los judíos, aquí estuvo en su día el Templo de Salomón y Herodes.
¿¡Únicamente para los judíos!? Existen evidencias arqueológicas más que suficientes para acreditar que donde hoy se erige la Mezquita de Al-Aqsa antaño estaba el Templo de Jerusalén. Y testimonios como el de Flavio Josefo, donde documenta, con todo detalle, la destrucción del santuario judío por parte de los romanos. Pero Mir de Francia prefiere jugar al revisionismo histórico que trata de poner en cuestión la legitimidad de la Ciudad Santa en tanto capital del estado judío.
Acaba Ricardo Mir con la coletilla obligatoria de todo buen periodista pro-palestino: reseñar, una vez más, que Israel es el mal encarnado:
Pocos palestinos desean una nueva Intifada. Cisjordania está exhausta; Gaza encerrada. Pero si continúa la parálisis política, la expansión de los asentamientos y las medidas israelís para afianzar su control sobre la totalidad de Jerusalén, todo es posible.Efectivamente, todo es posible, hasta un artículo tan parcial como este.
P.D.: Y no, no existe ningún plan israelí para retomar el control del Monte del Templo. De hecho, la ley judía prohíbe terminantemente a los judíos pisar siquiera el lugar, dada la santidad del mismo. Quienes hayáis estado por ahí, habréis visto este cartelito:
Pues eso.
ACTUALIZACIÓN: Más en HonestReporting UK.
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